Cayó un edificio
y no pasó nada.
Hubo un apagón de más de treinta horas,
seguimos oyendo funcionar los generadores
día y noche,
y no pasó nada.
Ardió la central eléctrica del principal hospital
donde siguen funcionando con generadores
y no pasó nada.
Se han hundido andenes y vías;
han aparecido socavones (no uno ni dos);
incluso, han muerto trabajadores...
y no pasó nada.
El servicio ferroviario de cercanías
en la principal ciudad de Cataluña
(la segunda de España)
está interrumpido y lo estará aún
por semanas
y no pasó nada.
Y no pasa nada.
¿Cómo quieren que nos fiemos
cuando se empeñan en hacer un túnel a pocos metros de la Sagrada Familia?
¿Cómo quieren que creamos
en el trabajo honesto de la clase política
si nadie dimite, nadie asume ni una responsabilidad?
¿Qué tendría que ocurrir para que en nuestro país un político presentara su dimisión como un modo de asumir su responsabilidad?
Ni se me ocurre...
Pero, mientras tanto, el mensaje es muy claro:
Tenga usted paciencia.¡Claro! ¡Qué remedio, no te digo!
Pues eso.
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