No se trata de un chiste, sino de una anécdota real que me han contado.
Un sacerdote del Opus Dei visita un aula de parvulitos. Viste alzacuellos y, a pesar de encontrarse ante niños, imprime solemnidad a su visita.
La maestra intenta no cargar las tintas en la solemnidad y, al presentarlo, dice a los niños:
-Este señor es sacerdote y ha venido para hablaros de Jesús. Se llama Simón.
El sacerdote le corrige:
-Don Simón.
-Perdón -enmienda la profesora-. Se llama Don Simón.
Y una niña de cinco añitos salta:
-¡Anda! ¡Como el gazpacho!
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