Lectura del santo evangelio
según san Mateo 17,10-13
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
—«¿Por qué dicen los
escribas que primero tiene que venir Elías?»
Él les contestó:
-«Elías vendrá y lo renovará
todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que
lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a
manos de ellos.»
Entonces entendieron los
discípulos que se refería a Juan, el Bautista.
Jesús acaba de transfigurarse delante de ellos y, sin
embargo, los discípulos no entienden nada. No entienden la paciencia de Dios
que continuamente envió mensajeros hasta enviar al Hijo. No entienden ni
aceptan que ese Hijo también va a padecer.
El misterio de la encarnación de Jesucristo, el que va del
pesebre a la cruz, significó asumir nuestra humanidad plenamente, aceptar el
dolor y la injusticia. La suerte del Hijo no podía ser mejor que la de los
mensajeros que vinieron antes. Jesús lo sabe y lo asume. Ése es el misterio de
la Navidad y el de la Pascua.
¿Cómo pretendo yo, Señor, otro camino? ¿Cómo es que no
asumo tu mismo destino?
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