Lc 4,1-13
La tentación es humana: la del poder, la del dinero, la del materialismo, la de la esclavitud de los sentidos, la de tentar a Dios que no hace las cosas a nuestra manera...
Superar la tentación es tener la certeza de que “nadie que cree en Él quedará defraudado”.
"Jesucristo nuestro Señor
se dejó tentar por el demonio. ¡Nada menos que Cristo tentado por el demonio!
Pero en Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne y
de él procedía para ti la salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él
para ti la vida; de ti para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en
definitiva, de ti para él la tentación y de él para ti la victoria.
Si hemos sido tentados en
él, también en él venceremos al demonio. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado y
no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado en él y reconócete
también vencedor en él. Podía haber evitado el demonio; pero, si no hubiese
sido tentado, no te habría enseñado para la victoria cuando tú seas tentado."
(San Agustín. Comentario al salmo 60)
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