Lc. 2,41-51
Siendo tan principal,
siempre tratamos a José como a un actor secundario. Pero en cualquier obra bien
construida, los actores secundarios son necesarios, aunque no tengan
protagonismo. Desde la humildad, desde el silencio, desde el reparto y sin
protagonismo, José, como Jesús, se ocupó de las cosas del Padre.
¿Me parezco a José, o
busco siempre protagonismo?
¿Me parezco a Jesús y me
ocupo de las cosas del Padre?
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