Jn. 5,1-16
“Señor, no tengo nadie que me meta en la piscina”
Un día más, el Evangelio nos habla de echar
a andar, de caminar. No somos
Jesús, no tenemos el poder de decirle a alguien: “Coge tu camilla y echa a andar”. Pero podemos ayudar a quienes no
pueden caminar: ser sus pies, acercarlos a la piscina, sumergirlos en el agua de la vida. El sábado, es decir, cualquier precepto
religioso, no puede servirnos de excusa para no ayudar al hermano.
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