De "la Angelines" he aprendido
a conservar el humor
aun en medio de todas las tristezas,
a gozar de todo lo vivido
aunque ya sólo viva en el recuerdo;
a no guardar rencor
ni siquiera a quien no la perdonaba,
a vivir el amor incondicional (por su "chatillo")
hasta la muerte y más allá.
He aprendido a esperar contra toda esperanza
(esto va lento, pero a ver si un día me levanto)
a seguir apreciando la belleza
(los chicos y chicas guapos de la tele),
a responder al teléfono con alegría
(hola, Luisito, guapo mío, cómo estás?)
He aprendido
a aceptar la realidad aun cuando disgusta,
a asumir con humildad la dependencia,
a no tener miedo de la muerte
y a mantener las convicciones hasta el final.
He aprendido
a ser agradecido y generoso
y a morir en paz, como durmiendo.
Un besito. Hasta mañana. Que descanses.
Y ella me regalaba tantos besos como el día de mes.
Echaré de menos tus generosas propinas de besitos.
Gracias por todo, Angelines.
D. E. P.
1923-1915
1 comentario:
De buen hijo es ser agradecido.
De buen maestro-profesor es aprender siempre de nuestros padres ya mayores, aún después de decirnos adiós.
La fe nos permite decir, de corazón, “hasta luego” a nuestros seres queridos, aunque nos sintamos huérfanos.
Un abrazo muy fuerte a ti y a tus herman@s.
Con cariño...
Emilio.
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