sábado, 6 de abril de 2019

SÁBADO DE LA 4ª SEMANA DE CUARESMA


Jn. 7,40-53
“¿También vosotros os habéis dejado embaucar?”

La pregunta resuena en mí de forma hiriente porque es la pregunta de muchos de mis contemporáneos, de muchos de mis amigos, incluso. Quien no ha hecho experiencia de Jesús, no entiende que pueda ser motor de una vida, centro, origen y meta, sentido…

Sólo la relación personal con Jesús nos hace descubrir al Mesías, al Ungido, al Cristo, al Salvador… Sentirse necesitado de salvación en un mundo y una sociedad que no echa de menos a Dios porque cree que no lo necesita, que no siente su sed porque está saciado de muchas aguas.

Y, sin embargo, en la profundidad del corazón humano hay un vacío, una insatisfacción, una “tristeza de ser hombre” que resurge como un poso más allá de todos los placeres, más allá del bienestar y de la felicidad. Porque hemos idolatrado la felicidad, y está bien buscarla y procurarla, pero tenemos que buscar también sentido.

Y presiento (sin juzgar, sin criticar, sin menospreciar a nadie…), siento que quien no ve más allá, quien no contempla o intuye, al menos, el sentido transcendente de la vida, se está dejando embaucar.

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