En algunos jóvenes
reconocemos un deseo de Dios, aunque no tenga todos los contornos del Dios
revelado. En otros podremos vislumbrar un sueño de fraternidad, que no es poco.
En muchos habrá un deseo real de desarrollar las capacidades que hay en ellos
para aportarle algo al mundo. En algunos vemos una sensibilidad artística
especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza. En otros habrá quizás
una gran necesidad de comunicación. En muchos de ellos encontraremos un
profundo deseo de una vida diferente. Se trata de verdaderos puntos de partida,
fibras interiores que esperan con apertura una palabra de estímulo, de luz y de
aliento.
(Papa
Francisco. Christus vivit. Número 84)
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