Murió
Manolo Escobar. Descanse en paz. Confieso que nunca compré un disco suyo ni
está entre mis planes comprarlo, aunque alguna vez he tarareado alguna de sus
canciones, como “¡Que viva España!” “Mi carro, me lo robaron”, u otras…
Fue
un hombre sencillo, que se hizo famoso por su trabajo y vivió de él gracias a
su éxito. Una vez le oí afirmar en una entrevista que otros muchos eran mejores
cantantes que él, mucho mejores actores que él, pero que pocos podrían presumir
de ser tan queridos por el público como lo era él. Y así fue hasta el final. La
gente le mostró su cariño. Su despedida fue multitudinaria, la gente salió a la
calle para decirle adiós y aplaudir el paso de su féretro.
Y
ningún gobierno estuvo allí, ningún representante de las administraciones. Andaluz
de nacimiento, catalán de adopción (gran culé, el Barça envió una corona de
flores), retirado en la comunidad valenciana… Ninguno de esos gobiernos estuvo
allí, tampoco el español. Sí estuvieron el alcalde de Badalona y el de Benidorm. Los gobiernos no. Quizá pensaban que la Cultura, con mayúscula, es otra
cosa y homenajear a Manolo Escobar no les parecía importante. Ése es el
símbolo, ése mi comentario de hoy: la gente por un lado y los políticos por
otro. Como siempre. Como en todo.
Algunos
lo han llamado “desafección por la política”. Yo creo, simplemente, que no se
enteran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario