«Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
(Mateo 11,28-30)
Hay
veces que la vida cansa, Señor. Probablemente, lo sabes bien, porque fuiste en
todo igual a nosotros, excepto en el pecado. Gracias por ser descanso en horas
de fatiga. Manifiéstate cercano a quienes sufren el cansancio vital, la
depresión, la falta de ganas de seguir viviendo…
Y en cuanto a mí, Señor, no dejes que nunca viva tu seguimiento como una carga: todo es
ligero cuando siento tu amor caldear mi corazón.
2 comentarios:
Cuanta falta me hace que este cerca de mi
Gracias por tus reflexiones. En esta mañana me uno, añadiendo mi oración. La fe, regalo puro de Dios, hace fuerte mi esperanza para revivir y conirmar la certeza que Él renueva nuestras fuerzas, nos hace caminan, corren y ni se cansan ni se fatigan. El corazón que ama, ni se cansa, ni se para, ni se agota. Mi fuerza y mi poder es el Señor.
Publicar un comentario