Jn. 8,31-42
“La
verdad os hará libres”.
Pero nosotros compartimos la ironía de Poncio
Pilatos: ¿Y qué es la verdad?
Apresados en las redes del relativismo, negamos
toda verdad, porque todo depende…
Hemos renunciado a un horizonte claro, nos
desenvolvemos mejor en la bruma del todo
vale, todo sirve, todo cambia, todo depende… Depende. Del
momento, del día, de la circunstancia… Todo depende.
Y ahí está la certeza inmutable de tu amor para
seguir esperando con paciencia. Cambiarán las formas, los ritos, las costumbres…
pero Tú permaneces. Y es cuando acepto esa inmutable presencia, más profunda en
mi ser que mi propio yo (tan mutable, tan voluble…) que experimento una
libertad sin medida, porque aceptar tu amor incondicional me libera del miedo y
de la inseguridad; me libera de mí mismo, porque me descentro y te pongo a ti
en el centro. Hacerme tu siervo me libera, porque ya no soy esclavo de mí
mismo.
Y entonces soy capaz de servir al hermano.
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