Los migrantes como paradigma de nuestro tiempo
91. ¿Cómo no recordar a tantos jóvenes afectados
por las migraciones? Los fenómenos migratorios «no representan una emergencia
transitoria, sino que son estructurales. […] En general, buscan oportunidades
para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las
condiciones para que se haga realidad». Los migrantes «nos recuerdan la
condición originaria de la fe, o sea la de ser “forasteros y peregrinos en la
tierra” (Hb 11,13)».
92. Otros migrantes son «atraídos por la cultura
occidental, a veces con expectativas poco realistas que los exponen a grandes
desilusiones. Traficantes sin escrúpulos, a menudo vinculados a los cárteles de
la droga y de las armas, explotan la situación de debilidad de los inmigrantes,
que a lo largo de su viaje con demasiada frecuencia experimentan la violencia,
la trata de personas, el abuso psicológico y físico, y sufrimientos
indescriptibles. Cabe señalar la especial vulnerabilidad de los inmigrantes menores
no acompañados, y la situación de quienes se ven obligados a pasar muchos años
en los campos de refugiados o que permanecen bloqueados durante largo tiempo en
los países de tránsito, sin poder continuar sus estudios ni desarrollar sus
talentos. En algunos países de llegada, los fenómenos migratorios suscitan
alarma y miedo, a menudo fomentados y explotados con fines políticos. Se
difunde así una mentalidad xenófoba, de gente cerrada y replegada sobre sí
misma, ante la que hay que reaccionar con decisión».
93. «Los jóvenes que emigran tienen que separarse de su propio
contexto de origen y con frecuencia viven un desarraigo cultural y religioso.
La fractura también concierne a las comunidades de origen, que pierden a los
elementos más vigorosos y emprendedores, y a las familias, en particular cuando
emigra uno de los padres o ambos, dejando a los hijos en el país de origen. La
Iglesia tiene un papel importante como referencia para los jóvenes de estas
familias rotas. Sin embargo, las historias de los migrantes también son
historias de encuentro entre personas y entre culturas: para las comunidades y
las sociedades a las que llegan son una oportunidad de enriquecimiento y de
desarrollo humano integral de todos. Las iniciativas de acogida que hacen
referencia a la Iglesia tienen un rol importante desde este punto de vista, y
pueden revitalizar a las comunidades capaces de realizarlas».
94. […] el hecho de incluir en su seno todas
estas perspectivas pone a la Iglesia en condiciones de desempeñar en medio de
la sociedad un papel profético sobre el tema de las migraciones». Pido
especialmente a los jóvenes que no caigan en las redes de quienes quieren
enfrentarlos a otros jóvenes que llegan a sus países, haciéndolos ver como
seres peligrosos y como si no tuvieran la misma inalienable dignidad de todo
ser humano.
(Papa
Francisco. Christus vivit.)
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