EL EJEMPLO BRIHUEGA (Dmp 8/18-19)

Sabido es que, a menudo, la política municipal se mueve por otros intereses que la política nacional y, también, según otros modos y maneras. Lo que quiero contar es un ejemplo de ello. 

Brihuega es una localidad de la Alcarria, en la provincia de Guadalajara, cuyo alcalde, Luis Viejo, ha sido reelegido después de gobernar cuatro años. Gobernó como cabeza de lista del PSOE (571 votos, 4 concejales) con el apoyo de Ahora Brihuega (223 votos, 2 concejales) impidiendo que fuera reelegida la ganadora de las elecciones, miembro del PP (667 votos, 5 concejales) quien prefirió renunciar a su acta de concejal antes de tener que entregar el bastón de mando. 

Luis Viejo gobernó la ciudad durante cuatro años movido, sobre todo, por un inmenso amor a su localidad natal y un espíritu de servicio y de defensa del patrimonio cultural de la ciudad. Yo personalmente he oído a desconocidos hablando de Brihuega en Valladolid y en Barcelona, o he sido testigo de su presencia en programas de radio ("No es un día cualquiera") y televisión ("Master chef").

El caso es que cuatro años después y con el crédito de una labor que puede comprobarse, en las elecciones de este pasado mes de mayo, el PSOE obtuvo 834 votos y 7 concejales. Le siguió el PP con 581 votos y 4 concejales. Ahora Brihuega no obtuvo representación. 

Me cuentan que, si bien el alcalde tenía la mayoría absoluta y, por tanto, podía ser reelegido aunque toda la oposición votara en contra, ésta no lo hizo. El PP renunció a presentar candidatura y los concejales del PP se abstuvieron en la votación. No conozco a ninguno de esos ediles y no sé los motivos que les llevaron a ello, pero puedo imaginarlos: aceptaron la victoria del rival y reconocieron su labor en los últimos cuatro años. ¡Qué distinta esa actitud de la de la anterior alcaldesa! 

Lo cuento porque ese alcalde es mi amigo, porque me enorgullece su amistad, y, sobre todo, porque creo que estos gestos son muy necesarios en la política a escala nacional.